Cuando mucha gente comparte el mismo espacio físico para trabajar, es común que más de alguno de quienes ahí laboran puedan sentirse un tanto incómodos.
Y es que, seamos honestos: ¿a quién le gusta ser observado todo el tiempo? Seguramente a la mayoría no, y aunque, al menos en teoría, todos los empleados tendrían que estar trabajando en lo que les corresponde, la verdad es que nunca faltará el chismoso que siempre estará más atento a lo que hace el vecino que a sus propios deberes.
Conscientes de esto, y de que no siempre es posible para las empresas tener oficinas separadas por cuatro paredes de concreto para cada uno de sus empleados, alguien tuvo a bien inventar los famosos separadores de oficina. Sí, esas simples “paredes” que son solo una “pared artificial”, pero que en definitiva son de gran de ayuda para optimizar el espacio y lograr cierto grado de intimidad.
Las mamparas separadoras, paneles separadores y los biombos para oficina, son ese elemento crucial para el buen y sano funcionamiento de las compañías que deben albergar un gran número de personal en un espacio, el cual resulta no ser ni tan grande ni estar acondicionado para funcionar como varias oficinas.
Al utilizar uno de estos separadores, los usuarios estarán automáticamente separados sea por una o dos “paredes” del resto de sus compañeros, permitiéndoles de manera automática sentirse más cómodos gracias a la privacidad que se consigue. Y no sólo es el hecho de poder hacer las cosas sin ser observado, sino que de paso también se elimina la “tentación” de estar viendo al o a la vecina.
Pero, ¿no se supone que todos estamos en la misma página y trabajamos para el mismo fin de la misma empresa? Por supuesto, pero aun así, existen puestos dentro de la compañía que manejan información que bien podría ser considerada como “sensible”, como son cuentas de banco, contactos de proveedores, etc.
Por otro lado, los empleados suelen tener información personal en sus espacios de trabajo. Es cierto que no están pensados para fines de carácter personal, pero no somos robots y tenemos una vida más allá de la empresa para la cual laboramos. Por esto, es completamente normal que en nuestro espacio tengamos la invitación a una boda, la foto de un familiar o algún otro objeto, que simplemente no queremos compartir con los demás.
Finalmente tampoco olvidar a los visitantes. Nosotros sabemos de memoria donde esta cada departamento y quién se encarga de ellos, pero el resto del mundo no. Es aquí donde los separadores de oficina demuestra otra utilidad: la de orientación. Un separador (o dos) delimitarán perfectamente el espacio de cada departamento, y en conjunto con una correcta señalética, hará que quien nos visite pueda dirigirse rápidamente al lugar que está buscando.
